La protegida by Daniela Gesqui

autor:Daniela Gesqui [Gesqui, Daniela]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2021-02-11T00:00:00+00:00

* * *

June estaba aburrida; era lógico y, aun así, no se dejó vencer por la paranoia.

Sin medios de comunicación que la ligaran con el mundo real, vivía en una burbuja. Como en un Big Brother, solo le faltaba tener un sofá en el cual confesarse.

Ya no sabía qué otro rincón limpiar, qué menú inventar con las provisiones con las que contaba ni cómo acomodar sus prendas dentro del armario situado en el corredor.

Impersonal, esa cabaña no tenía ni un retrato de Christian, ni de su hermana o de su sobrina. Tan solo las sábanas conservaban el perfume de su encuentro sexual, y eso le arrancaba una sonrisa adolescente y picante que la sonrojaba.

Tomando asiento sobre el tapete mullido del cuarto, colocó su espalda contra el filo de la cama; de piernas cruzadas como indio, repasó los libros de la enorme caja bajo la cama. Quitándoles el polvo, pasando sus hojas, encontró unas fotografías dentro de la novela Matar a un ruiseñor, clásico de la literatura local. Esas imágenes mostraban a un matrimonio junto a dos niños quienes, por su apariencia, parecían ser los hermanos Miller.

Aquella fotografía familiar le inundó el corazón de sueños, de emociones encontradas, de un enorme bienestar que por mucho tiempo le había parecido ajeno e inmerecido. Ella ya había resignado sus sueños por ser madre; negándole la posibilidad a Taylor mintiendo sobre sus cuidados ginecológicos, no quería que él fuera el padre de sus niños.

Sintiéndose ruin, se flagelaba psicológicamente por las noches, echándose culpas por resistirse a darle el hijo que tanto deseaba su esposo. Llorando bajo la ducha, dejando que las lágrimas fueran arrastradas por el agua, no era capaz de alejarse de Taylor, de ese hombre al que había idolatrado y que se había convertido en otro sujeto completamente desconocido.

Una noche en la cual su dolor había resultado penetrante, en la que el desconsuelo parecía recordarle sus votos matrimoniales, arrojó las píldoras anticonceptivas al excusado, presionó el botón de descarga y las quitó de su vista.

A partir de entonces, pidió a Dios por misericordia. Él sabría qué era lo mejor… o no. Vueltas del destino, karma o simplemente mala fortuna, ni siquiera tuvo tiempo de anunciar a su esposo que estaba encinta tras un encuentro poco amoroso en una de esas noches en las que su esposo regresaba agobiado y deseando satisfacer únicamente su deseo sexual; tres tardes posteriores al test hogareño que le arrojaría positivo a June, los celos infundados por parte de Taylor la tuvieron rodando por las escaleras e internada a las pocas horas.

Pidiéndoles encarecidamente a los médicos que no hablaran de su estado a su pareja, lo peor se confirmó antes de tiempo: todos sus sueños quedaban truncos en un santiamén. Abrazando su vientre vacío, una extraña sensación de pérdida anidó en su cuerpo.

Con un sabor amargo en la boca cerró aquel libro que había despertado sus desdichados recuerdos y guardó la fotografía justo donde la encontró.

Sin reloj, no pudo precisar cuántas horas restaban para reencontrarse con Christian, con

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